Chapeau

Nunca es tarde para quitarse el sombrero, aunque esta frase que me acabo de sacar de la manga sólo sirve de excusa o disculpa por no haber dado la importancia que se merecía a lo que Alonso realizó en la carrera del GP de Malasia. Una vez finalizado, como es habitual, me puse a seleccionar lo que a mi parecer había sido lo mejor y lo peor de la carrera. Pues bien, ahora me estoy arrepintiendo de no haber puesto en lo más alto de la lista al bicampeón del mundo, porque su carrera es para enmarcar y recordar.

Nunca es tarde para quitarse el sombrero, aunque esta frase que me acabo de sacar de la manga sólo sirve de excusa o disculpa por no haber dado la importancia que se merecía a lo que Alonso realizó en la carrera del GP de Malasia. Una vez finalizado, como es habitual, me puse a seleccionar lo que a mi parecer había sido lo mejor y lo peor de la carrera. Pues bien, ahora me estoy arrepintiendo de no haber puesto en lo más alto de la lista al bicampeón del mundo, porque su carrera es para enmarcar y recordar.

Sí, lo reconozco, el domingo no me dí cuenta de las enormes dificultades que Fernando estaba solventando como nadie curva tras curva. Quizás por falta de información durante la carrera o por no informarme demasiado tras la terminación de la misma. El caso es que hasta que el propio Fernando lo comentó en una entrevista no me enteré de que lo inconducible de su F10 y del milagro que acababa de realizar. Y no, no exagero, con el tiempo se le dará todavía mucho más valor a lo vivido el domingo de lo que se le puede dar ahora.

Pero no empecemos la casa por el tejado. El domingo, mientras todos realizaban su vuelta de formación previa al inicio de la carrera, Fernando Alonso veía cómo su F10 le dejaba casi tirado al romperse la transmisión del mismo. Como él propio piloto comentó en una entrevista, al bajar marchas para detener su coche antes de la salida, éste se quedó en punto muerto. Al no tener embrague, encontró una manera alternativa de cambiar de marcha cuando dio un acelerón y ésta entró. A partir de entonces sabía lo que debería hacer en cada curva del circuito durante las 56 vueltas del Gran Premio.

Por tanto la conducción cambia radicalmente, y en un caso así, como Pedro de la Rosa comenta también, es prácticamente imposible llevar un ritmo porque no puedes frenar como lo harías normalmente. Al no tener freno motor es complicado frenar, pues es como si lo hicieras en cualquier coche mientras pisas el embrague. Resulta, por tanto, imposible intentar adelantar a otro coche que sí lo tenga, porque tu coche dañado no tiene la capacidad de retención que aporta el freno motor, y la distancia de frenado de tus rivales es mucho menor que la tuya. Si a ésto le añadimos la tortura por la que tenía que pasar Fernando para cambiar de marcha, lo más normal sería que hubiese tenido un ritmo muy bajo o que sencillamente se hubiese retirado al ver imposible luchar por algo en la carrera.

Pero todo lo contrario. Mientras desde fuera un servidor en su ignorancia no se daba cuenta de nada, dentro del F10 número ocho un asturiano estaba haciendo la carrera de su vida. No sólo mantenía el coche en pista, sino que además tenía el mismo ritmo o incluso más que sus rivales. Comparando la carrera del asturiano con la de su compañero de equipo nos encontramos con un abismo, pues a pesar de que Felipe tenía su monoplaza en perfectas condiciones, el español tuvo un ritmo superior durante toda la carrera. Y viendo el final de la misma, con un Alonso atacando al McLaren de Jenson Button, un coche que venía de ganar la última carrera y que es el que más cerca está en rendimiento del F10, sencillamente no salgo de mi asombro.

Tras la carrera de Bahrein destaqué que Fernando había vuelto, que volvía a estar entre los mejores, y que llegaba más maduro y fuerte que nunca. Tras Australia destaqué su talento como piloto al realizar una remontada fantástica. Tras Malasia sólo puedo, como dije al principio, quitarme el sombrero, porque uno se empieza a quedar sin palabras al ver lo que este señor es capaz de hacer con un volante en sus manos. Cada día tengo menos dudas de que Fernando Alonso será recordado para siempre como uno de los mejores pilotos de la historia de este deporte. Lo mejor de todo es que nosotros tenemos la suerte de poder disfrutar en el presente de su pilotaje, de su magia, de lo que seguramente está siendo el forjado de una leyenda.



Fuente: F1 al día y As.com
Imágenes: Daylife
Vídeo: palik4ever (YouTube)