Querido Robert:
Cuando ayer cayó la noche quise dormir para despertarme. Pretendía despertarme de una pesadilla en la que, desgraciadamente, te tocó el papel principal. Por eso cerré los ojos, y allí apareciste tú, llevando el R31 hacia la gloria y haciendo las delicias de miles de personas a lo largo de todo el mundo. Entre éxito y éxito disfrutabas de la experiencia de los rallyes, donde los buenos resultados seguían acompañando a tu pasión por la velocidad.
Fue precioso verte volver a ganar un Gran Premio de Fórmula 1 casi tres años después, pero lo mejor de todo llegó cuando lograste tu primer título mundial, algo que muchos presentíamos que sucedería tarde o temprano, y ver cómo tus rivales, ahora compañeros, compartían tu alegría, conscientes de lo merecido de tu triunfo.
Pero la luz del nuevo día me hace abrir de nuevo los ojos y abandonar esa realidad, encontrándome otra vez con esta pesadilla, ésta en la que sigues siendo, por desgracia, el protagonista, y en la que tus rivales también son compañeros, pero en lugar de compartir su alegría comparten su cariño y su afecto hacia ti, deseándote lo mejor tras tu grave accidente.
Quiero salir, no quiero seguir sintiendo esta sensación, quiero cerrar los ojos y despertar de nuevo para volver a esa otra realidad que tanto me agrada, para volver a verte sonreír mientras consigues tus merecidos triunfos, para continuar emocionándome con tu talento, tan grande, tan fructífero. Pero ya no consigo volver allí, los cierro una y otra vez y sólo veo oscuridad. Me siento perdido. Trato de entender lo que ocurre, comprender qué está pasando. Y me doy cuenta. No quiero aceptarlo, pero me doy cuenta.
Vuelvo a ver la luz, siendo consciente de que la verdadera realidad no siempre es la que a uno le gustaría vivir. Ahora comprendo lo que te ha pasado y sé que tardarás en volver, que después de abrir la puerta de nuestros sueños con esa buena actuación en Valencia llegó una pesadilla cruelmente real que los echó por tierra y que te apartará de la competición durante un largo período de tiempo.
Ahora sé que es el momento de aceptarlo, mirar al frente y seguir adelante, luchando por una recuperación que te devuelva a las pistas. Ya lo hiciste en 2003. Ya lo hiciste en 2007. Es el momento de hacerlo de nuevo, para que esa cara recuperare su sonrisa, para que esa mano recupere su magia, y para que con ella nos demuestres a todos que la verdadera realidad, muchas veces, está muy por encima del mejor de los sueños y convierte en anécdota la peor de las pesadillas.
Ver también: Carta a Felipe Massa
Desde la mayor de las admiraciones, Nie poddawaj się! #GetwellKubica
Ver también: Carta a Felipe Massa
Nie poddawaj się Kubica!
ResponderEliminarBonita carta Mand :-))
Todo el ánimo del mundo a Robert...
muy bonita carta.. que se recupere.. yo sé que si lo va a lograr. es un guerrero. saludos!
ResponderEliminarUna iniciativa preciosa: Kubica despierta lo mejor de tod@s nosotr@s.
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