5/8/11

Hasta el rabo todo es toro


El verano ha llegado a la Fórmula 1, y no en forma de una meteorología extremadamente calurosa (algo que este año escasea de manera alarmante en las carreras), sino para detener momentáneamente el esectáculo que nos ha sido ofrecido durante estos primeros once Grandes Premios. Mientras nosotros, los aficionados, no podemos ver el momento en que los monoplazas regresen al asfalto en el mítico trazado de Spa-Francorchamps, los ingenieros, mecánicos y demás miembros de los equipos disfrutan de sus primeros días de merecido descanso, después de muchos meses de incansable trabajo.

Las fábricas cierran durante dos semanas, cesando total o parcialmente la continua actividad en busca de arañar décimas al cronómetro mejorando los aspectos aerodinámicos de los coches y tratando de exprimir al máximo el reglamento. Se detiene el campeonato durante un mes, y los equipos empiezan a hacer balance de la primera parte de la temporada, analizando su situación y sacando las pertinentes conclusiones.

Aunque el ecuador de la temporada ya lo cruzamos durante el Gran Premio de Alemania, ahora que los motores han dejado de rugir temporalmente no es mal momento para echar un ojo a lo que han dado de sí estos primeros once eventos de los diecinueve que conforman el calendario. Y, como no puede ser de otra forma, cabe empezar destacando a un equipo: Red Bull, y en especial a un piloto: Sebastian Vettel.

El arrollador inicio de temporada del piloto alemán solo se puede comparar a la época dorada de su compatriota Michael Schumacher, concretamente al año 2002. Después de un mundial tan igualado y con tantas alternativas como el pasado, era difícil esperar que un monoplaza pudiese mostrar tal dominio solo unos meses después, y con escasos cambios revolucionarios en el reglamento técnico.

Pero el RB7 ha demostrado ser una máquina mejor que el ya de por sí temible RB6 que otrogó a Seb su primer título. Además de ser increíblemente rápido a una vuelta, consiguiendo todas y cada una de las poles del año, posee algo que su predecesor echó en falta en determinados momentos: una fiabilidad de hierro.

Hay que reconocer que la Fórmula 1 actual cuenta con un porcentaje de abandonos minúsculo comparado con el de otros años, y sin duda los monoplazas son mucho más fiables. Tanto es así que ahora nos sorprendemos al ver una rotura de motor, cuando ver al McLaren de Kimi Räikkönen regando la pista de aceite era prácticamente la tónica de cada Gran Premio hace tan solo unos cuantos años. Cierto es que a esto ha contribuido la existencia de limitaciones técnicas en lo que respecta a motores, cajas de cambio y demás; pero no deja de ser llamativo ver cómo se bate el récord de monoplazas cruzando bajo la bandera a cuadros, como ocurrió en Valencia.

Pero aunque exista un menor número de problemas mecánicos, estos se siguen produciendo. Basta con echar un vistazo a la tabla de abandonos para darse cuenta de que prácticamente todos los equipos han sufrido algún tipo de avería o inconveniente durante las carreras... salvo uno, Red Bull. El equipo de Milton Keynes es el único que todavía no se ha visto obligado a abandonar en ninguna carrera y, además, ha completado todas las vueltas disputadas hasta el momento. No cabe duda de que este factor, combinado con un rendimiento que roza el excelente, está marcando la diferencia en este campeonato.

Los números hablan por sí solos: Los RB7 han logrado once poles, seis victorias, dieciséis podios, 383 puntos, han liderado más de la mitad de las vueltas disputadas y nunca han terminado por debajo del quinto puesto en las once carreras disputadas. Estos datos les sitúan al frente de ambos campeonatos, con una amplia ventaja en el de constructores, y teniendo en cuenta que la mayor parte de los logros han sido conseguidos por Vettel, hacen que el alemán posea una renta escandalosa en el de pilotos.

Aunque esto nos pueda recordar a la susodicha temporada 2002, o incluso al casi perfecto año 2004 de Schumi, hay una diferencia muy importante, y es la emoción existente en cada carrera. Como ya expliqué en otra entrada y hemos comprobado ya, el impacto estratégico que ha causado la llegada de Pirelli y la incorporación del DRS han convertido cada vuelta en un mar de imprevisibilidad y nerviosismo que hace que el espectador no aparte un segundo la vista de la pantalla. Los adelantamientos, las diferentes estrategias, la habilidad de los pilotos y la igualdad existente (en comparación con anteriores años) hacen que la frase "el mundial está decidido" ya no signifique que las carreras dejen de tener interés.

Dicho esto, cabe preguntarse: ¿De verdad está decidido este campeonato? La respuesta matemática evidentemente es no, y a ella parecen querer aferrarse algunos como Lewis Hamilton o Jenson Button, a quienes esta semana escuchábamos decir que "todavía quedan 200 puntos en juego". Teniendo en cuenta que el primero debe recortar al menos 89 a Vettel, y el segundo más de la mitad de los que aún están por repartir, la respuesta lógica parece indicar que el actual campeón del mundo tiene la segunda corona en sus manos.

De hecho, aunque falten ocho carreras para el final del campeonato, Seb ya es el único piloto que depende de sí mismo para lograr el título, pues aún obteniendo resultados perfectos, ninguno de sus rivales le daría caza si el teutón finaliza justo tras ellos. Es más, al de Red Bull le basta ahora mismo con sumar 115 puntos para proclamarse matemáticamente campeón, lo que quiere decir que con ser tercero en siete carreras y quinto en la restante sería suficiente, sin necesidad de vencer ni subir al segundo escalón del podio en ninguna carrera. Evidentemente, dependiendo de lo que hagan sus rivales, necesitará incluso menos puntos para alzarse con su segundo mundial.

Claro que hay quien mira el vaso de otra manera, objetando que los McLaren y los Ferrari han dado sendos pasos adelante en cuanto a rendimiento, y están plantando cara a los Red Bull en carrera. Que los de Milton Keynes estén tres carreras consecutivas sin ganar es algo que no ocurre desde Singapur 2010; que de las últimas cinco carreras solo hayan vencido en una ocasión parece algo poco común; y que en el último mes Vettel haya perdido puntos con alguno de sus rivales directos puede interpretarse como un síntoma de que se está produciendo una recuperación.

Pero no nos dejemos engañar por remontadas fantasma, pues el margen para llevarlas a cabo es escaso, y la distancia a recortar es tan grande que ni un dominio absoluto por parte de un Webber, Hamilton, Alonso o Button garantizaría su triunfo final. Que no nos confundan las ventas de humo, muy comunes recientemente en ciertos medios de comunicación, ni las campañas publicitarias que nos pretenden realizar algo similar a un lavado de cerebro recordándonos que no se puede cantar victoria antes de tiempo. Porque, sí, hasta el rabo todo es toro... concretamente toro rojo.

6 comentarios:

  1. Muy buen análisis y muy cierto. Humildemente opino que si un piloto no se aferrase a la minima posibilidad de poder ser campen y a esas matematicas, ni tendría motivación para correr. Bueno, algunos de ellos, otros lo dan todo o eso intentan aunque sepan que no tienen nada que hacer.

    Echabamos de menos tu blog :-)

    PD- me he partido el culo con la imagen que tienes para promocionar Twitter XDDDD

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  2. Gran análisis... La verdad que Red Bull y Vettel pueden casi dedicarse a otra cosa. Eso si, como bien dices, la emoción individual de cada carrera sigue presente y eso es de agradecer.

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  3. Cuanto tiempo... ¿Has limpiado las telarañas o les ha dado tiempo de crear una miniciudad arácnida?

    Fuera coñas, menos Karthikeyan, Chandhok y un puñado más que no pueden ser campeones, el resto tienen posibilidades. Las mismas posibilidades que derribar un avión con piedras. Cinco o seis tienen una escalera de dos peldaños, pero el único que conduce el avión es... DedoMan.

    Que los periodistas se hagan sus pajas mentales, si así y sus acólitos son felices...

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  4. Esta claro que Vettel ha ganado el campoenato. Lo gano hace mucho ya. Pero los medios de comunicacion necesitan que la gente siga viendo las carreras, si no perderan mucho dinero. Tienen que vender del modo que sea posible que el mundial sigue vivo. Mientras los mas 'listos' sepamos lo que de verdad pasa, nos basta. Ya nos pueden lavar el cerebro que nadie nos engañara

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  5. Me alegra leerte de nuevo por aquí. Poco más que añadir a lo que comentas. La estrategia es el aspecto fundamental en esta temporada, sobre todo con unas Pirelli que están brindando un buen espectáculo, un espectáculo que no recuerdo ver desde el año 99. El mundial no tiene nada que rascar en las carreras que restan, pero aún así, disfrutemos de la emoción que nos puede deparar cada uno de los Grandes Premios que nos quedan hasta Brasil y, sobre todo, no nos intoxiquemos con el humo que llega desde los medios afines a Alonso. Saludos.

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  6. Sí, he limpiado las telarañas, Lukas, aunque todavía quedan cosas por pulir. A ver si simplifico un poco el diseño porque tengo cosas que no actualizo, como las clasificaciones, por falta de tiempo.

    Estoy con Noe en que los pilotos han de aferrarse siempre a las matemáticas. No sería lógico escucharles decir que abandonan la lucha antes de quedarse sin posibilidades de vencer. Otra cosa es que nos quieran vender que dichas posibilidades son mayores de las que realmente existen... aunque también se entiende que los medios necesiten atraer a su audiencia. El caso es, como dice Anónimo, no dejarse engañar por lo que nos intenten vender.

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Sobre el blog

MANDF1

Desde su nacimiento en 2008, más de 500 publicaciones tratan de plasmar en palabras la actualidad, las opiniones y sentimientos de su autor sobre un mundo complejo pero apasionante como es el de la F1.


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