El espectáculo que ha brindado la carrera del Gran Premio de Baréin 2014, además de formidable, ha sido también tremendamente oportuno, adornado incluso con ciertos tintes tragicómicos que han puesto el broche de oro al fin de semana. Para los creyentes en el karma ha debido ser un bombazo, pero nada comparado con la sensación de quienes defendíamos desde incluso antes del inicio de la temporada el camino que ha tomado la nueva Fórmula 1.
Las quejas sobre el sonido de los motores V6 turbo eran más que predecibles, no hay que remontarse mucho más atrás para ver el mismo tipo de protestas con la introducción de los V8, pero costaba imaginar que llegarían hasta el punto de organizar reuniones de urgencia entre ‘los más poderosos del mundillo’. La oposición de Bernie Ecclestone tampoco resultó una sorpresa, ni mucho menos, pues la voz de don dinero sale a pasear cada vez que existe una amenaza de pérdidas económicas; pero la postura de Luca di Montezemolo sí resultó asombrosa inicialmente, tendiendo más hacia lo ridículo en estos últimos días.
Las palabras de Bernie Ecclestone siempre hay que cogerlas con pinzas, pues su actitud normalmente extraña ante las preguntas de los medios puede dar lugar a respuestas absurdas. Por eso quizás se le pueda perdonar que definiese el sonido de los nuevos motores como basura antes siquiera de haberlos escuchado. Él mismo se encargó de dejar claro en el pit-lane de Albert Park que “ahora que los escucho en persona suenan mejor que en la televisión”.
Lo que sí resulta reprochable es el hecho de que utilice a los aficionados como objeto de justificación de sus artimañas. Me explico, Bernie ha pasado estas últimas dos semanas insistiendo en la prensa que “hay que cambiar el sonido”, “hay que hacer algo para que suenen mejor”, “hay que cambiar algo, aunque sea sólo en los escapes”, y justificaba esas palabras con el descontento generalizado de los aficionados. Dejando a un lado que el calificativo de ‘generalizado’ sea más o menos correcto, especialmente al ver a bastantes fans hablando positivamente de dicho sonido, lo que Ecclestone quiere decir con “la importancia de la opinión de los aficionados” es “la importancia del dinero de los aficionados”. Eso también lo dejó claro este fin de semana en otra entrevista más relajada concedida a la Sky británica, donde dijo que “debemos ver cómo reacciona la gente con la compra de entradas para ir a ver las carreras.”
Ese es el interés que mueve a Bernie realmente, que los organizadores estén satisfechos y paguen las enormes tasas que les impone sin temor a no poder recuperar esa inversión porque las gradas se queden vacías. Por eso se prefiere parchear a la F1 con medidas como el DRS, la doble puntuación en la última carrera o unos neumáticos más degradables. Si realmente importase el aficionado y no sólo su cartera, la FOM del señor Ecclestone pondría a nuestra disposición mejores contenidos en su web para que hasta aquellos a los que más nos cuesta entender la parte técnica comprendamos qué es un caudalímetro, por qué se introduce una limitación de flujo de combustible o por qué los motores turbo tienen un sonido diferente al de los V8. También abriría un poco la mano y dejaría a nuestra disposición más contenidos visuales como vídeos, y haría un esfuerzo por acercar lo que se mueve en un circuito a alguien que todavía no lo haya vivido en persona. En definitiva, el aficionado medio podría estar mejor informado, sentirse más atraído por la F1 y, como consecuencia, ver con mejores ojos el pagar una entrada para ir a ver el espectáculo si la FOM se bajase del burro de la exclusividad y abriese un poco más las puertas de la F1 al mundo, como ocurre en muchas otras categorías y deportes ante los que la Fórmula 1 está a años luz en este aspecto.
Luca di Montezemolo llegó, vio y se largó
La susodicha parte tragicómica de esta historia viene montada en un ‘cavallino rampante’ con Luca di Montezemolo a las riendas. El presidente de Ferrari se hartó de recordarnos durante los últimos años aquella frase de Enzo Ferrari sobre la aerodinámica y los motores que tan bien encajaba con la situación de la Scuderia ante el ascenso y posterior dominio de Red Bull y Sebastian Vettel. Repitió hasta la saciedad que la aerodinámica no debería ser tan decisiva y que los motores, congelados, deberían cobrar más protagonismo. Llegamos a 2014 y se produce un cambio revolucionario, acordado y establecido con cinco años de antelación, en el que los motores son el principal foco de atención y marca diferencial de rendimiento, y don Luca no tarda ni dos carreras en salir a criticarlos duramente sin ningún tipo de rubor ni vergüenza. Casualmente, Ferrari se ha visto superada holgadamente en pista, esta vez por Mercedes.La compañía italiana decide apuntarse a ‘la táctica Bernie’ y utiliza al aficionado como objeto para apoyar su teoría, sacando conclusiones muy concretas de una encuesta cuya pregunta es completamente simple: “¿Te gusta esta nueva Fórmula 1?”. Los resultados de la encuesta son publicados oportunamente justo antes del viaje de Montezemolo a Baréin e inclinan la balanza de fora espectacular hacia el ‘No’ con un 83%. En una nota adjunta señalan que este 83% “rechaza este nuevo formato principalmente por el hecho de que se obligue a los pilotos a levantar el pie para ahorrar combustible, por el sonido de los nuevos motores y por la confusión de unas reglas que son demasiado complicadas.” Curiosamente, en ningún momento hacen referencia en la encuesta ni al ahorro de combustible, ni al sonido de los motores, ni a la confusión de las reglas. La pregunta es simple y única: “¿Te gusta esta nueva Fórmula 1?” A este despropósito de datos inventados se le añade también el hecho de que la votación múltiple por parte de una misma persona no estuviese desactivada. (Recomiendo este artículo al respecto en la igualmente recomendable web F1 Fanatic, donde analizan exactamente lo que acabo de comentar en este párrafo.)
Este domingo, don Luca se presenta en Baréin para reunirse de urgencia y explicar su plan a la FIA, además de hablar con los medios para decir exactamente lo mismo que publicaron en su web y atribuyeron a ‘la opinión de los fans’. Recibe la negativa rotunda de Jean Todt, quien dice que “no podemos cambiar las reglas sólo porque Luca venga a pedirlo, de lo contrario esto sería una república bananera”, y posteriormente recibe un bofetón de realidad con un carrerón que nada tiene que ver con los dos primeros que pudimos ver en Australia y Malasia, y que venían como anillo al dedo para justificar sus lamentos. Por si eso fuese poco, Mercedes lanza numerosas pullas hacia Maranello mientras celebran su doblete, haciendo mención a las ya célebres palabras del propio Luca sobre los “pilotos de taxi” o directamente calificando como “basura política” sus quejas. Don Luca, mientras sus Ferrari se desinflaban nuevamente en la pista, no tuvo la valentía de escuchar estas réplicas en el circuito, pues ya lo había abandonado antes del término de la carrera con el rabo entre las piernas.
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